En una sociedad acostumbrada a ignorarnos, no es cómodo vernos, por eso salimos a la calle a irritar los ojos de esta sociedad excluyente, a inundar con nuestro erotismo el silencio que censura, nos margina y nos violenta.
Hoy, irrumpimos la cotidianidad de la heterosexualidad obligatoria, de la privación de la libertad sexual y política, el racismo, la xenofobia, la injusticia económica, la discriminación y la violencia sistemática contra las lesbianas.
Fotografía de Albertina Carrera
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